ANTONIO GARCÍA
CON EL PEZ EN EL AGUA
por Andrés Ricardo Castro
Antonio García es el Asesor Editorial de la revista Soho. Nació en Cali en 1972. Estudió literatura y comunicación social en la Universidad Javeriana de Bogotá. Acaba de ganar el premio Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulo que le merece trabajar durante un año con el escritor peruano Mario Vargas Llosa. El premio más importante que se pueda ganar un joven escritor.
La mayoría de los premios literarios, de por si escasos y poco publicitados, son la recompensa a un descorazonado trabajo por la literatura –la cual, parece, tuviera como razón de ser matar de hambre a sus servidores los escritores-, y dan la oportunidad de estirar las piernas y relajarse un poco. Pero el premio de la segunda edición de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos en el área de literatura, y en sus otras áreas, otorga al ya flaco artista un año más de labor en su profesión.
O sea, El ganador de este año, el caleño Antonio García, no podrá irse de vacaciones a disfrutar y gastarse el dinero del merecido premio sino que deberá sentarse a trabajar en su segunda novela. Y nada más y nada menos que con el escritor peruano Mario Vargas Llosa como guía; autor que además de sus obras ha publicado numerosos trabajos sobre el arte de novelar y que tituló su autobiografía El pez en el agua, aludiendo a su ajetreada vida literaria y política. Claro está que para un joven escritor que aún busca su voz y su propio universo literario creo que no hay mejor premio y, según dice Antonio García, tampoco cree que pude tener mejor mentor. Sorteará las turbulentas aguas de la literatura y aprenderá a nadar con el Big Fish peruano.
Años atrás en Cali
La azarosa vida literaria de Antonio García empieza en el colegio Berchmans y en la biblioteca de su papá. Recuerdo que en la sede vieja del Berchmans, cuando tenía 10 años, me quedaba leyendo en el recreo. Sacaba Rayuela porque me habían echado el cuento ese de que se podía leer en desorden, y leía pedacitos. Y también leía comics. Ya cuando estaba más grande, en la sede de Pance, recuerdo haber leído los libros de Camus sacados de la biblioteca del Berchmans. Mi papá tenía bastante literatura, era y es un gran lector. Y yo, después de leer Relato de un náufrago a los 7 años, me aficioné y leí vorazmente y sin ningún reparo crítico: libros de Stevenson, todos los de Daniel Samper Pizano, los de Castro Caycedo, biografías chismosas de personajes famosos, testimonios de guerrilleros salvadoreños, nicaragüenses y cubanos, libros de aventuras, etcétera. Tenía, recuerdo, un inmenso interés por las lecturas de Reader's Digest y una revista que se llamaba “Lo increíble”, que era de ocultismo. Creo que a partir de Noveno grado ya me iba refinando (cuando empecé a leer a Camus y a Borges).
Además escribía para los periódicos murales, organizaba obras de teatro que yo mismo escribía o adaptaba, y actuaba, que era otra forma de hacer literatura.
Años en Bogotá
Cuando llegó la hora de la universidad había que marchar. Como en muchos hogares, el que un hijo quiera estudiar literatura es un despropósito y un suicidio por lo cual se fue a estudiar Comunicación Social a la Universidad Javeriana de Bogotá, pero a la vez, y haciendo cualquier cantidad de truculencias para pagarse las matriculas, también estudió Literatura. Aquí empieza toda una historia alrededor de los amigos. García se fue para Bogotá porque en Cali me quedaba desparchado. Más adelante, en 1995, cuando empezó el rollo que hoy lo tiene trabajando con Vargas Llosa, hablaba con unos amigos sobre la aridez de la novela negra en Colombia. La conclusión fue que había que escribir una y García, más perezoso que corto, empezó a esbozar las primeras páginas de Su casa es mi casa, novela que en el 2001 editorial Planeta le publicaría.
Esta corta novela, que amarra facilito, cuenta la historia de Martín Garrido, joven universitario que por esas cosas del destino termina metido de detective acompañado en sus aventuras por tres amigos de la infancia. Un detective contemporáneo, torpe, asustadizo y como todos: mal acompañado. Respecto de la novela policíaca Antonio García nos dice: Todo el mundo piensa que es fácil, que eso es mamey porque todo el mundo ha visto en televisión “Medias de seda” y “CSI”, y se han leído un par de libritos. Cuando uno aborda un género, tiene que tratarlo como si fuera a hacer a partir de él una obra maestra, como si trabajar un género pudiera darte el Nobel. Y cuando nos referíamos a eso (la charla con los amigos), hablábamos de la Novela Negra en todo rigor, la novela negra hecha con todos los fierros. Bueno, a mí me salió Su casa es mi casa, que dista mucho de lo que acabo de decir, pero me tranquiliza que la hice después de leer y conocer mucho de ella.
Futuro del Boom de Principios del milenio
Con este premio la literatura colombiana sigue sacudiendo el universo literario, pero García tiene su propia opinión al respecto de la bonanza que hoy se vive con las letras: Si hacés un censo, hay como 25 (nomás hay que mirar las antologías esas que salieron en el 2002, de cuentos eróticos y cuentos caníbales, más los otros que han salido después o un poco antes). Eso es un despropósito. No hay cama pa' tanta gente. Si miramos la historia del Boom latinoamericano, casi siempre hay dos, o a lo sumo tres, por país: Colombia: García Márquez y Mutis (últimamente Vallejo); Perú: Vargas Llosa y Bryce Echenique (y Ribeyro con la medalla de bronce); México: Paz y Fuentes; Argentina: Borges y Cortázar (y Soriano, más reciente). Si mirás la literatura mundial, lo mismo: Checoslovaquia: Kafka y Kundera (Hrabal también); Suiza: Durrenmat y Walser… Bueno, Francia, Estados Unidos, Italia y otros tienen muchos más, pero seguramente no 25 escritores de primera línea.
De todos nosotros van a quedar varios enseñando por ahí en una universidad, con luber habano y caspa en las solapas. Algunos más en un puesto burocrático administrando cultura, otros van a seguir ahí publicando sus libritos sin pena ni gloria. Es temprano para decir quién se queda y quién se va, pero si se permite apostar, yo diría que Gamboa y Antonio Ungar van a trascender. Yo quisiera hacer parte de ese podio, pero solo el tiempo y mis capacidades lo dirán.
Literatura y Ciudad
Antonio García actualmente es columnista de la revista SOHO y sigue viviendo en la contradicción Urbana más grande que la humanidad haya conocido: Bogotá. En su libro, Su Casa es mi Casa, hay un memorable capítulo dedicado a está ciudad que nos obliga a preguntarle por su relación con la ciudad: Yo tengo una teoría: todo el mundo se la pasa peleando con García Márquez porque sus espacios exuberantes no reflejan la actual realidad latinoamericana. Pues yo creo que las ciudades latinoamericanas son un Macondo, sólo que sin mangos y sin iguanas. Eso era lo que yo quería mostrar, que en Bogotá podés encontrar salsamentarias en el interior de las naves de las iglesias, avenidas que cambian de sentido, calles peatonales en las que pasan carros, en fin… Creo que Bogotá (como Lima, Asunción, Buenos Aires, etc…) se puede contar a través de aquel desorden que caracteriza a las urbes latinoamericanas y que con un enfoque apropiado, y cierto extrañamiento, aparece como exotismo. No sé si me quedé corto con lo que quería decir de Bogotá. Lo que pasa es que tengo cierta resistencia con lo que se ha venido llamando “novela urbana”, que me parece una moda pendeja, una excusa para describir inocuamente las calles y los edificios (con poca fortuna, hay que decirlo). Entonces creo que es mejor dosificar el contenido de ciudad, circunscribirlo a las necesidades de la historia que se está contando. Considero que mi novela tiene la dosis necesaria de Bogotá para los fines narrativos que persigue.
García ha hecho diferentes reportajes para la revista SOHO, podemos recordar uno relacionado con las experiencias nocturnas de los taxistas y otro sobre el entrenamiento de los grupos antiguerrillas. ¿Crees que el reportaje hace parte de tu estructura literaria? No me considero del todo un escritor de escritorio. Yo necesito ir a ver con mis propios ojos, hablar con personas, conocer, en fin. Y en eso el periodismo se ajusta a mis expectativas, a mi forma de hacer literatura. Creo, de todas maneras, que los plazos que impone el periodismo te obligan muchas veces a ser superficial, la premura de entregar en 10 días puede resentir un poco el texto. Aunque en la literatura de urgencia que es el periodismo, en algunas ocasiones, te sale una página memorable.
El güey que no es güey
Dentro de Su Casa es mi casa Antonio García agradece a un tal Güey por lo que le aportó en la novela; el tal güey creíamos que era el mexicano Paco Ignacio Taibo II. Pero Antonio nos corrigió. De todas formas le comentamos que notamos un gran acercamiento al trabajo de la novela negra de Paco Ignacio Taibo II, las situaciones, el humor. A García lo vimos una vez en un panel con Taibo II en una feria del libro de Bogotá. Aún así, habiendo estudiado tanto sobre el tema de la novela negra nos preguntamos por qué Taibo II y no Rubem Fonseca.
Aclaro que el Güey es un gran amigo de la universidad, que estaba la noche en que hicimos la apuesta por la Novela Negra. La primera obra “terminada” de principio a fin, la hice con él. Fue un guión cinematográfico que se llama “Ni el Indio Amazónico”. Luego empezamos a escribir la versión novelada, y de ella quedan como 13 páginas, pero espero que algún día nos sentemos a terminarla. El Güey, además, es un gran escritor que cuando saque su primer libro va a sorprender a todo el mundo.
A Taibo II lo conocí hace años, cuando vino por primera vez a Bogotá y era un absoluto desconocido en Colombia. Acababa de publicar la biografía del Che, y yo le llegué al lobby del hotel con todos sus libros en mi maleta. Le dije que era su mayor fan y terminamos conversando toda la tarde. Estuve con él el año pasado en la feria del libro del D.F. Me encantan sus libros, me encanta el humor y el toque de absurdo que los gobierna. Hay algunos como “Cuatro manos” “Retornamos como sombras” y “La bicicleta de Leonardo” que tienen una arquitectura compleja y sorprendente.
Rubem Fonseca es un monstruo de la novela. Es más serio y seguramente más cuidado que Taibo, pero a pesar de todo ello, me aficioné fue a Taibo II.
Sobresaltos del premio
¿Cómo has tomado todo ese despliegue que la prensa le ha dado a este premio y sobre todo el calificativo de “padrinazgo” que supuestamente V. Ll. tendrá con vos?
Eso me asusta. Esperen a ver con qué es que voy a salir. Todos los aciertos seguramente se los deberé a Vargas Llosa. Yo seré culpable de las fallas.
Última pregunta, ¿cómo va a ser el trabajo con Vargas Llosa y cómo te has sentido con el premio? La idea es que yo le mande lo que haga durante la semana y el me llama el fin de semana para discutir. Me siento con una responsabilidad inmensa.
|
OTROS ARTÍCULOS
|